lunes, 7 de mayo de 2012

Cómo empezar una revolución - Documental


Espacio Abierto 12M15M NoViolencia Estrategias para la Re-evolución Pacífica | @LaurentGranada | Scoop.it


¿De qué habrá valido el 12m15m si las acciones se convierten en una batalla campal que ponga en riesgo la salud y seguridad de los manifestantes?
¿Qué sentido tienen los contenedores ardiendo, las balas de goma, el espectáculo de los pasamontañas y las cargas policiales en la lucha fundacional del 15M?
El sistema tiene sed de nuestra violencia.
El Estado nos provoca, nos infunde miedo e impotencia para hacernos caer en su trampa
Necesitamos desarrollar metodologías pacificadoras y estrategias de desobediencia civil no violenta para no caer en su tela de araña
Whiteblocks, octavillas con protocolos de actuación en caso de brotes de violencia, pancartas, camisetas, talleres, recuperar los valores del cuidado, la solidaridad, la autogestión y la ferocidad gandiana,
¿Qué más herramientas y estrategias emplearemos a nivel estatal?
Creatividad, creatividad, creatividad
Nos prepararemos para un 12m15m que inicie el cambio que queremos
Juntemos nuestras mentes y corazones, remanguémonos las mangas y trabajemos para neutralizar las conductas autodestructivas y violentas en nuestro interior, en el movimiento: nuestra lucha es para construir una sociedad digna, justa y libre.
No hay camino para la paz. La paz es el camino
http://www.scoop.it/t/laurent-granada-loops/p/1603130943/espacio-abierto-12m15m-noviolencia-estrategias-para-la-re-evolucion-pacifica



El sueño europeo de los serbios se desvanece por la crisis española

JELENA ARSIC Y ÁLVARO GONZÁLEZ . 05/05/2012 "Los serbios no saben si, pese su interminable retahíla de problemas, avanzan al fin y al cabo hacia un nivel de vida europeo, o si lo que ocurre es que los países europeos retroceden hacia el suyo"...


BELGRADO. Hay una curiosidad idiomática que viene a explicar de forma muy poco sutil la situación de Serbia durante las últimas tres décadas. En serbio, "esperanza" se dice "nada" (нада). Desde las crisis que se iniciaron en los años ochenta, el país ha atravesado, además de las guerras de la región, un periodo en los noventa tan dramático como pudo serlo la República de Weimar. Y después del bombardeo de la OTAN y la independencia de Kosovo, mientras se empiezan a notar seriamente los efectos de la crisis mundial, Serbia sólo ha recibido una buena noticia: la candidatura oficial a la entrada en la Unión Europea. Se diría que es la luz al final del túnel, pero lo que los ciudadanos están vislumbrando con preocupación es la grave situación de España, Portugal o la vecina Grecia.
Gobierna el país Boris Tadic. Europeísta, la candidatura oficial al ingreso en la Comunidad es su gran baza electoral. Adelantó, de hecho, las elecciones presidenciales un mes después de que el Consejo de Europa abriera la puerta al país balcánico. Pero de momento, las encuestas sólo le dan un punto más por encima de su rival, el nacionalista Nikolic.
No obstante, de la rentabilidad política del nuevo estatus del país da buena cuenta el giro del discurso de la oposición. Nikolic ha pasado de estar en contra del ingreso en la UE y advertir de las terribles consecuencias económicas que supondría, a supeditarlo a una devolución de Kosovo, para actualmente enarbolar el eslogan "En la UE, pero con orgullo" y rechazar posibles alianzas con partidos antieuropeístas.
Con todo, el apoyo de la población al ingreso en la UE es, según las últimas encuestas, del 50%. Un 30% estaría en contra y un 15% le da igual. Un número de indiferentes que ha ido creciendo conforme las medidas que se han tomado durante los últimos años, profundos cambios estructurales dictados por Bruselas, parecían no obtener el resultado perseguido. Nikolic, por su parte, dijo en su momento que si el Gobierno cumplía con estas medidas de estabilización habría que enviarlo a la cárcel. Ahora: "Serbia no tiene solución sin la UE".
Sin embargo, el discurso antieuropeo no necesita gastar un solo dinar en publicidad. Les basta con citar la situación que están atravesando los países que rodean Serbia: Hungría, Rumanía o Bulgaria. O los llamados PIGS, como ha hecho recientemente Dragan Todorović, del Partido Radical.
El caso de España es paradigmático. En los telediarios se informa puntualmente de todas las manifestaciones de los sindicatos españoles contra la reforma laboral, los recortes en sanidad y educación, así como de la huelga. Hace unas semanas, la cadena B92, la más europeísta, ofreció un documental sobre los desahucios en España. Un reportaje duro que venía a concluir que los ciudadanos que se enfrentan a la Policía para impedir los desalojos lo hacen porque "saben que tarde o temprano también les tocará a ellos. (Nota : esto también se llama empatía)
Entre los electores, el rechazo a la UE tiene motivaciones, obviamente, políticas. A excepción de España, Rumanía y Eslovaquia, todas las naciones europeas reconocen la independencia de Kosovo. La postura del exministro español Miguel Ángel Moratinos, abogaba por reconocer el acuerdo al que llegasen Belgrado y Pristina. Actualmente, el discurso de Angela Merkel también pide diálogo, pero un diálogo que concluya en el reconocimiento de Kosovo por parte de Serbia. Una imposición que se interpreta como un doble rasero. La comunidad internacional dicta que serbios y albaneses no pueden vivir en un mismo Estado al mismo tiempo que promueve lo contrario en Macedonia o impide que los serbios puedan separase de bosniacos y croatas en el país vecino, Bosnia Herzegovina, entre otros agravios más o menos fundados o mera propaganda.
Pero aunque estos problemas de ‘alta política' existan, la situación económica es la verdadera protagonista de los comicios. El 65% de la población serbia es mayor de 40 años. Son generaciones que vivieron en el comunismo. Fueron una clase media urbana que disfrutó de aceptables servicios sociales y poder adquisitivo. Aquella época se recuerda como ‘The good old days'.
Los menores de esa edad, en cambio, han crecido en unas condiciones bien diferentes. Actualmente, estudiar un año de Arquitectura cuesta más de 2.000 euros, cuando el salario medio está entre 350 y 390 euros mensuales. El paro, que va en ascenso, ha superado el 23%. Los universitarios, para encontrar trabajo, no pasan por un periodo de becarios, son ‘trabajadores voluntarios': trabajan gratis. Una ley reciente obliga a que se pague algo a estos trabajadores, pero todavía no se cumple en todos los casos. En estas circunstancias, ese fenómeno llamado ‘fuga de cerebros' es sangrante. Si el Estado beca a un joven para que estudie fuera del país, tiene que firmar un compromiso de que volverá para trabajar en Serbia.
Y mientras el FMI pide más recortes al país por el aumento del déficit en el primer trimestre de este año, en Serbia no hay movimientos que se opongan a esta situación como los sindicatos españoles o las protestas que en la vecina Rumanía han logrado derribar al Gobierno por los ajustes en Sanidad. Un artículo de Filip Balunovic en el diario ‘Alo' tras el 1 de Mayo describía la situación con tintes dramáticos. Se titulaba ‘Cochinillo contra la crisis' y decía:
"En Portugal, España, Grecia, Filipinas, Indonesia, hasta en EEUU han entendido el 1 de mayo como una oportunidad más de protestar contra el hecho de que la clase media esté desapareciendo y que es el grupo vulnerable que injustamente está pagando un alto precio por el comportamiento de la elite capitalista. Pero parece que sólo en Serbia los pobres no salen a protestar ni siquiera en un día en que está considerado ‘educado' hacerlo. En lugar de eso, los trabajadores en Serbia están haciendo barbacoas, pero incluso en el prado se puede ver quién está comiendo cochinillo y quién se ha llevado los bocadillos de casa".
Es extraño, ciertamente, porque las condiciones de vida siguen siendo muy duras. Con el nivel salarial estancado, el precio de la comida y la ropa no ha dejado de subir en los últimos años. Hasta un punto en el que no es inusual que la gente salga del país para comprar en Hungría o Bulgaria. En invierno, con -20º, comprar un abrigo puede hacerle un roto al presupuesto familiar. Vesna Volarevic, del EFG Bank, explica a ValenciaPlaza.com que lo normal es solicitar créditos para comprar ropa, un coche, irse de vacaciones o pagar los gastos de un recién nacido o los estudios de un hijo mayor. Son préstamos al 10 ó 15%, si piden 1.000 euros a devolver en 5 años, pueden terminar pagando 2.500, porque además se dan en euros, que sube respecto al dinar, la moneda local. La refinanciación de estos créditos también es corriente. Se cubren deudas con deudas: "Puedes estar toda la vida con créditos".
Ivana, una mujer de 60 años, recuerda los tiempos de la Yugoslavia unida: "Yo no tenía mucho dinero, pero podía irme a comprar zapatos a Italia". En los restos de la clase media permanece esta clase de recuerdos. Y la siguiente generación se resiste a perder la ilusión de este nivel de vida. Ha alcanzado la categoría de mito. En primavera, llueven créditos para salir de vacaciones al extranjero. Pero también para comprar. Hay agencias que ofertan viajes de un día para ir a centros comerciales de Praga u otras capitales cercanas. También proliferan páginas de ofertas que sirven para poder acudir a un salón de belleza por la mitad de precio, por ejemplo, que te permiten llevar un nivel de vida para el que no tienes dinero. "Tú en tu mente tienes como algo normal viajar, vestirte, pero no puedes conseguirlo. Para tus padres era algo normal", reconoce Ana, una estudiante.
En este contexto, el presidente Tadic no se ha andado con ‘brotes verdes', directamente acude a las elecciones con la advertencia de que los próximos años serán "muy duros" para Serbia. La población está acostumbrada a sobrevivir lo más dignamente posible en condiciones económicas calamitosas desde hace muchos años, pero el problema ahora es la esperanza. No saben si, pese su interminable retahíla de problemas, avanzan al fin y al cabo hacia un nivel de vida europeo, o si lo que ocurre es que los países europeos retroceden hacia el suyo.

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